"Dejadme aprovechar el afecto que todavia hay en mi, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debiò a los acontecimientos por todos conocidos, sino a los secretos pesares que sòlo Dios conoce".-
Quièn asì se expresò fue MARIA BLANCHARD, nacida en Santander - España - en marzo de 1881 en el seno de una familia burguesa, y una de tres hermanas.
A raìz de un accidente de su Madre poco antes de dar a luz, Maria naciò con una malformaciòn en su columna que le generò una joroba con la que transitò por la Vida, siendo objeto de crìticas y burlas durante muchas oportunidades, determinantes otras tantas de decisiones que no hubiera querido tomar. Esa deformidad marcò su caracter desde niña, retraida y solitaria, y encontrò en el estudio y en la pintura el refugio y consuelo que tampoco le negò su familia y seres queridos.
Sus ansias de belleza la impulsaron a obtenerla de la obra de sus manos, de la pintura por la que desde temprana edad mostrò dotes y vocaciòn.
A los 22 años se instaló en Madrid para formarse profesionalmente. Su familia se le unirìa poco después, al fallecer su Padre.
Sus dotes fueron reconocidas y ganò una beca para estudiar en Parìs. Allì se encontrò con tendencias que influirìan en su arte, pero su pintura tendria siempre el sello de su personalidad en temas y trazos.
En Parìs conoce a Diego Rivera y a Juan Gris quienes sin duda ejercieron influencia en la joven pintora de aquellos años. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial, regresa a España. Allí se presenta, sin èxito, a la exposiciòn Pintores Integros, lo que aparte de la gran decepciòn, la impulsó a buscar trabajo en la Escuela de Arte de Salamanca para poder sostenerse junto a sus hermanas a las que siempre protegiò.
Fueron tiempos muy duros para Marìa, la burla y la crueldad de los comentarios de sus alumnos sobre su aspecto fìsico le hicieron muy dolorosa la experiencia como docente. Lo soportò hasta que terminò la guerra y regresò a Parìs.
Toma contacto con el Cubismo y llega a exponer en Bruselas en el año 1920, en una muestra internacional, en donde compartiò protagonismo con las obras expuestas por Picasso, Leguer o Braque.
En 1921 expone en El Salòn de los Independientes, su obra "La Comulgante":
El éxito obtenido fue enorme, y uno de los más importantes crìticos de arte de la época, Maurice Raynal, escribirìa sobre el cuadro: " La exposiciòn de "La Comulgante" constituye un èxito casi escandaloso; no hay crìtico de arte que no celebre en tèrminos entusiastas esta revelaciòn".
Sobre el lienzo Maria ubica a una niña con su traje de primera comuniòn, cargada con todos los elementos de la ocasiòn, desde lirios hasta misal, librito, limosnero (bolsito sobre la falda), velas, etc. Pero desde todos esos ornamentos artificiosos, destaca la mirada triste y perdida de la niña.
Todo a su alrededor parece sin alma, vacio, e incluso sus pies parecen suspendidos en el aire, no hay calidez en la escena y la religiosidad no se trasmite como era dable esperar de los elementos allí reunidos.
Parecerìa que Maria nos quiere trasmitir la dureza e incomprensiòn, el contrasentido de unos seres que, habiendo esperado de ellos amor y comprensiòn, contenciòn y ternura, sòlo fueron capaces de mostrarle rigidez de corazòn y frialdad de sentimientos. La que ella experimentò durante la mayor parte de su vida.
De su etapa Cubista son obras como las que siguen:
Mujer con abanico
Aquì Marìa descompone la figura de una mujer, fàcilmente identificable, en varios planos y formas geométricas, lo que le aporta sensaciòn de movimiento y consiguiente dinamismo.
Naturaleza muerta
El àngulo de la mesa apunta hacia el observador lo que le proporciona cierta sensaciòn de profundidad. Sobre esa mesa la artista sitùa una serie de elementos que no son fàciles de identificar dado el propòsito de desconstracturarlos; quizàs sea una botella lo que vemos destacar de manera vertical hacia el fondo. Diversos planos geométricos se superponen y los colores se parcializan en los mismos. Años más tarde cuando componga otras naturalezas muertas, los objetos serán más identificables, indicándonos su retorno a lo figurativo, sin esta fragmentaciòn tan radical.
Bodegòn con caja de cerillas
El Cubismo en Maria Blanchard era "a su manera", provenìa de su personalidad propia y bien definida aportando no solo color y forma, sino sentimiento, sensibilidad que se percibe a traves de los caracteristicos trazos de ese movimiento.
Maria alcanzò el èxito y el reconocimiento de su obra. Fue amiga y compañera de viajes y largas tertulias, de personalidades como la de Juan Gris y Picasso, pero fue Diego Rivera quien dijo de ella lo que sigue: "Ningùn colorista de nuestro tiempo la sobrepasa"
Maria alcanzò el èxito y el reconocimiento de su obra. Fue amiga y compañera de viajes y largas tertulias, de personalidades como la de Juan Gris y Picasso, pero fue Diego Rivera quien dijo de ella lo que sigue: "Ningùn colorista de nuestro tiempo la sobrepasa"
Otras de sus obras:
Y sobre todo algunos cuadros fruto de una etapa de su vida en que la imposibilidad de la maternidad hizo mella en su corazòn, transfigurando su dolor en obras como las siguientes:
La sensibilidad exquisita de esta mujer plasmó con ternura escenas que no pudo realizar como vivencias propias, pero que han dejado un testimonio irrefutable de su ser femenino.
En 1927 muere su gran amigo y mentor, Juan Gris, lo que le provoca una honda depresiòn que la lleva a refugiarse en la religiòn y continùa pintando para aferrarse a la vida a traves de una belleza que en lo personal le fue esquiva, pero tan pròdiga como fruto de sus manos.
Su vida se apagò a los 51 años, debilitada por la tuberculosis. A su sepelio concurrieron sus viejos amigos, su familia y todos aquellos desvalidos a los que supo ayudar a pesar de sus continuas penurias econòmicas.
La obra de Maria Blanchard cayó en el olvido durante muchos años. En España luego de la exposiciòn de 1915, no se expusieron sus obras hasta 1943, y 33 años despues de eso, el Museo Reina Sofia logrò reunir su obra para conocimiento de sus compatriotas y reinvindicaciòn de aquella mujer que entregò todo, hasta lo que nunca tuvo, Belleza.-
La obra de Maria Blanchard cayó en el olvido durante muchos años. En España luego de la exposiciòn de 1915, no se expusieron sus obras hasta 1943, y 33 años despues de eso, el Museo Reina Sofia logrò reunir su obra para conocimiento de sus compatriotas y reinvindicaciòn de aquella mujer que entregò todo, hasta lo que nunca tuvo, Belleza.-
Maria Blanchard
(1881 - 1932)
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