Vivo en el convencimiento de que absolutamente todos los seres humanos estamos conectados por una red invisible y poderosa que permite, sin magia, reconocernos sin importar distancias, geografìas ni banderas.
Es lo que experimenté al observar las obras de Morteza Katousian, pintor iranì, Maestro de muchos más.
A simple vista, y con prescindencia de lo que puede ser caracteristico de su paìs, conecté con el profundo humanismo que trasmiten sus obras. Escenas cotidianas, personajes comunes, gente del pueblo, hombres, mujeres y niños; la vida que alienta en cualquier calle de cualquier ciudad en cualquier punto de este planeta convulso.
Katousian observa amorosamente a su gente... y los plasma con profundo respeto y realismo.
Katouzian naciò en el año 1942 en Teherán, en el seno de una familia de clase media. Tempranamente se sintiò inclinado hacia las artes plásticas, actividad que tuvo la bendiciòn de su familia y a la que pudo dedicarse sin conflictos ni rebeldia.
En el año 1960 comenzò a trabajar como grafista, creando folletos, logotipos y cubiertas de libros, mientras continuaba su labor autodidacta, en un permanente afán de superaciòn y aprendizaje.
Es necesario conocer, aunque sea someramente, el contexto històrico en que Katouzian ha logrado desarrollar su arte y ser reconocido por sus indiscutible calidad como asì tambièn por la excelencia de su taller, lugar del que han emergido figuras enormes de la pintura iranì contemporánea, cuyo ejemplo más fulgurante es el pintor realista, Iman Maleki, alumno dilecto de este Maestro.
Irán es el paìs de las paradojas y las contradicciones. Un paìs que se jacta de ser "democrático" porque el Presidente y el Parlamento son elegidos por el pueblo, pero la estructura del poder no permite el libre juego democrático de la clase política. Eso es un manto de mucho peso al momento de lograr la expresiòn de sus artistas. Por su edad, Katouzian fue testigo de los hechos que precedieron a la revoluciòn que derrocò a la monarquìa de Reza Pavlevi, momentos en que los artistas asumieron el papel tradicional del poeta para actuar como conciencia social frente a una sociedad que se empobrecìa apresuradamente mientras la monarquìa llenaba sus arcas y mostraba sus enormes riquezas a Occidente.
En 1979 surge la Repùblica de los Ayatollah con la consiguiente asfixia cultural de artistas e intelectuales, muchos de los cuales se vieron obligados a emigrar, generando una diàspora de la cultura iranì que buscò prosperar y desarrollarse en muchos otros paìses. Pero Katousian se quedò a enseñar.
Imaginemos por un momento lo que significò para el intelectual iranì lo sucedido el 11S, cuando las Torres Gemelas - simbolo de la supremacia econòmica y cultural de Occidente - fueron derrumbadas de manera tan espeluznante y trágica. En ese momento el mundo reinterpretò a la cultura musulmana como violenta y cruel, retrógrada, poniendo énfasis en estereotipos que ensanchaba grietas monumentales entre los hombres pertenecientes a uno y otro lado de ese hecho. En realidad Irán es un paìs multicultural, multiétnico y multiconfesional, pero dominado por un sistema de poder que no permite un "desliz" que desdiga sus postulados màs recalcitrantes. El miedo a perder la vida por lo que se escribe, se pinta, se canta, se filma, se habla o simplemente, se opina, es algo con lo que conviven aquellos que viven dentro de sus fronteras como los que eligieron el exilio.
Què queda entonces?? què resta? què hacer??
Quizás reste lo que vemos y percibimos a traves de la pintura testimonial y amorosa de Katouzian: mostrar a la gente - su gente! - sus pequeñas alegrias, sus oficios, sus hombres y mujeres, sus ancianos y a sus niños...
De toda su enorme producciòn pictòrica, sòlo 5 son los cuadros que se exponen en el Museo de las Artes Contemporáneas, de Teherán, pero quizás sea su obra docente la que le depara las mayores alegrìas y satisfacciones. En su Taller se han formado grandes y buenos artistas, muchos viven en Irán, pero otros se han exiliado en diversos paìses.
De todos modos, justo es decirlo, en Irán hoy hay cierta expansiòn institucional, con desarrollo de la critica del arte, la apariciòn de nuevas galerìas y espacios pùblicos en donde los artistas tienen su lugar para exponer sus obras.
Morteza Katouzian ha sido reconocido como uno de los mejores pintores realistas contemporáneos, y es ese realismo el que expresa su propia peripecia personal sujeta a los avatares històricos de su paìs, y a còmo ha sobrevivido mostrando a sus compatriotas y al mundo, que lo que realmente importa y sustenta a Iran, es su Pueblo.-
"Yo nunca
podría dejar de pintar; mi corazón es como un espejo, que refleja la realidad
de un mundo circundante". Morteza Katouzian
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